Los ojos...Sus ojos... Mirarlos fijamente y transportarte a un lugar donde las fantasías son como los dulces, alegran tus días y siempre quieres más. Esa mirada que envicia y que no quieres dejar pasar por alto cada pestañeo, cada sensación de ormigueo que se genera en tus brazos y tus piernas cuando mira los tuyos, y que decora con ese lunar tan peculiar que solo el sabe lucir... Y así fue, como descaradamente robe su mirada y la capture en mi mente, para no olvidar que los ojos son el espejo del alma... de su alma.
L.k
Ojo de poeta.
Mirando desde la tierra húmeda, el ojo de poeta roza con sus raíces los troncos mohosos hospedados en los bosques antioqueños. Acariciando sigilosamente a su enemigo, comienza su peligrosa y estética táctica para reinarlos, las verdes ramas que salen de sus extremos se alargan invadiendo el cuerpo troncoso de los árboles como una manta color montaña separada por las ramas de aquel moribundo colega. En la inmensidad se puede observar aquella majestuosa belleza que desgarra por dentro las hojas y deja tambaleándose a las mariposas intrusas con sus esporas mortales mientras que; por fuera, viste de hermosura la silenciosa muerte. Ana M.
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