El destino es un duende

Alguna vez ella entendió, que quizas el destino no es tan sabio, que tal vez era un pequeño duende jugando en la cabeza, mostrándole la olla de oro al final del arco iris para después, justo cuando fuera a tomarla simplemente desapareciera.

 Quizás ella no sabía que no eran el uno para el otro, o quizás si, pero su extraña forma de ver el mundo hacía  que cada palabra que él dirigida a ella, la sintiera como el poema más bello, así solo fuera cortesía; Ella, aquella soñadora llena de buenos deseos y ancias de hacerle el amor, buscó la manera de convertir las lágrimas en letras y las tristezas en en poemas. Aquella que mira sus fotos y sin autorización un suspiro se escapa desde el fondo de su ser, entendió, que el destino no siempre tiene un plan, que el también Improvisa y de vez en cuando se deprime.

      BanAnaM     

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