divagué tanto y me perdí entre sonrisas débiles,abrazos y lágrimas que ya no diferenciaba que días eran reales, y cuales inventaba yo en medio de mis noches de poemas. Escribía sobre todo, y todo terminaba siendo lo mismo. Dulce y cruel muerte que extingue y arrasa, destruye, quema, ahoga, derrumba por dentro… Pero es solo ella quien, con su esencia revive nuestro ser, y llena el alma tanto de ella,de su esencia y su gentileza, que abres tus ojos, y te da el privilegio de decir un día más, gracias vida.
A veces nos preocupamos tanto por dificultades que nosotros mismos hacemos grandes,y olvidamos que suele ser mejor buscar soluciones que problemas.
=) Ana M
Ojo de poeta.
Mirando desde la tierra húmeda, el ojo de poeta roza con sus raíces los troncos mohosos hospedados en los bosques antioqueños. Acariciando sigilosamente a su enemigo, comienza su peligrosa y estética táctica para reinarlos, las verdes ramas que salen de sus extremos se alargan invadiendo el cuerpo troncoso de los árboles como una manta color montaña separada por las ramas de aquel moribundo colega. En la inmensidad se puede observar aquella majestuosa belleza que desgarra por dentro las hojas y deja tambaleándose a las mariposas intrusas con sus esporas mortales mientras que; por fuera, viste de hermosura la silenciosa muerte. Ana M.
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