vomitando mariposas muertas.

Llegué fuerte pero indefensa, y con unas cuantas verdades que hacia mucho tenia por decir.
Pero me olvide por un momento del infiel y la extraña, de aquellas peleas y las dudas que hacia un instante tenia patentes; lo besé o me beso, pero fue ahí donde comenzó tal vez el mejor pecado que cometí esa noche.
Supo mostrarme una parte de mi que no conocía. Besos en lugares escondidos  provocando sensaciones que transmitía con gemidos indecibles.
Pasaron las horas, se hacia de día, y los recuerdos volvían.
Un beso de buenos días y adiós; y al llegar a casa, todo volvió a ser igual.
Llegué con una sensación extraña, una lagrima que no podía salir, y un instante en el que solamente podía vomitar mariposas muertas.
BanAnaM

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