Que fuerte podemos aferrarnos a ideas aún estorcionadas, cuando no tienes opciones por que es evidente el deterioro en el fondo, en lo más profundo del alma.
Condenandonos al  con el que creemos estar dispuestos a lidiar;con lo poco que queda de esperanza. Apegados a nada dando nuestro todo.
Tenía fe en una ilusión alimentada de angustia, irónicamente sus inquietudes me consolaban al saber que en mis manos estaba poder ser visible por un instante. No fue tan malo, me estaba desconociendo.
Me decían que debia tomar decisiones,  pero el viaje es menos tedioso si no tienes la maleta puesta.
Pasado el tiempo puedo relatar la versión de la historia con la que en medio de mi desconocimiento lidie. Con el estricto modo que la vida suele usar " si no te mata te hace más fuerte".
Docientos metros ascendiendo en medio del impacto que la lluvia generaba en mi cabello al caer las gotas que nublaban los juegos artificiales; solo había un propósito, y las nubes no se abrieron, por el contrario, parecían llorando compadeciendose de la pena que me invadía cuando con la seriedad algo intimidante que lo caracteriza congeló una noche de tedio ¿ falta mucho para amanecer?
Algunos veces divaga en mis recuerdos las noches a escondidas, en cunclicllas, cruzando la oscuridad que invadía el pasillo que nos llebava a su cuarto ¿ que pasará cuando amanezca? Sh... Se encienden y apagan las luces,ya me quiero ir...
Fueron varios intentos que flaqueaban a mitad de historia. Eramos un cortometraje inconcluso de pequeños fragmentos que me limitaban a sus pequeños minutos de su tiempo.
Creía que podía tomar las sonrisas como pago y excusa para justificar el engaño que yo estaba calando suavemente en mi espalda. Pesaba, y buscaba culpables.
Se acumuló una deuda de momentos donde esperé...
El reloj se fue cansando y yo en medio de su agonía, buscaba sacar sus ultimos alientos cargados de zozobra, no me importaba, solo quería existir.
Pero en realidad era solo una idea arraigada a la soledad que era reemplazada por las horas donde consolaba mi sexo. Apostaba con mi desdicha si ese día sabría de él, pero los juegos de azar nunca han sido mi fuerte.
Buscó en mi y revolvió mi sangre. silencios tensos, pocos besos y de fondo la exactitud en sus palabras me dolían como duele la última mirada, nos  despedidamos y  suspirabamos.
Era una historia donde nadie tenía la culpa de ser autor de la devastadora broma que en ese entonces parecía ser mi vida. Yo la acuse de mis demonios e intenté deshacerme de ellos como quien quiere erradicar de su vida la angustia, la intranquilidad y la ira; que no eran buenas compañeras. Por un momento solo dejé de existir.
Entonces me reconocí.
Fue el amanecer más bello, el momento donde me di cuenta que mi cuerpo aun intacto, podía percibir sensaciones y emociones que desconocía y disfrutaba plenamente. Amanecer en medio de la despedida del ser con los ojos amarillos más bellos, llenos de amor.
¿ Todavía puedo pedir perdón? Me bastaron mil angustias y media vida para florecer y aprender a respirar.
Ya sueños más de lo normal, y empecé entender que para renacer tenemos que morir, pero antes debemos mirar el demonio a los ojos y sonreír; ahí, cuando levante la cabeza y sostenido la mirada aprendí que, como decía el maestro Fernando Gonzales: " A pesar de todas las mandaldes que cometes conmigo no quiero vengarme, no siento la necesidad de vengarme. Pará eso es necesario sentirse herido, y solo hieren los iguales o superiores".

Ana M.

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